El Movimiento Sem Terra (Sin Tierra): una experiencia pedagógica alternativa

Fotos: Albert Sansano

Fotos: Albert Sansano

Jaume Carbonell   El diario de la educación

La escuela se concibe como un taller de formación humana; gestión colectiva del centro mediante la participación directa de educadores y educandos en la toma de decisiones.

El MST (Movimento Sem Terra),  surge de la articulación de las luchas por la tierra y la reforma agraria en la década de los  setenta, con ocupaciones, campamentos, marchas, conquista de escuelas y actividades de formación, etc.

Dispone de una pedagogía que va más allá de cada persona y se funde en la construcción de una identidad colectiva -soy mujer, soy negra, soy campesino, soy educadora,…- que combina teoría y práctica. Para el MST educar es humanizar, es cultivar el aprendizaje de cómo ser humano. Uno de sus retos pedagógicos es lograr una nueva síntesis cultural entre pasado, presente y futuro, compartiendo relatos, palabras y símbolos: los más diversos lenguajes. Por eso siempre está presente la memoria histórica y la utopía.

Entre sus principios pedagógicos cabe mencionar los siguientes: las personas se educan aprendiendo a conocer para resolver; las personas se educan aprendiendo del pasado para proyectar el futuro; las personas se educan en colectividades -de ahí la importancia de la convivencia y la construcción de identidades, valores y conocimientos; se educa a través de la conducta de las personas mayores; la escuela se concibe como un taller de formación humana; gestión colectiva del centro mediante la participación directa de educadores y educandos en la toma de decisiones.

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