Celebrado el Foro Social Europeo 2008 en Malmöe

Con una asamblea de los movimientos sociales terminó el domingo 21 el Foro Social Europeo en Malmö, Suecia. Durante cinco días, y en torno 250 seminarios, talleres y asambleas y más de 400 actividades culturales, se reunieron representantes de organizaciones sociales de Europa y una importante representación de movimientos sociales latinoamericanos (no se puede olvidar el gran número de exiliados de este continente que residen en la región, pues tan solo los chilenos son más de 30.000 en Suecia y casi 2000 solo en Malmö).  Se trataba de la quinta edición de esta cita tras las de Atenas (2006), Londres (2004), París Saint-Denis (2003) y Florencia (2002).

El día anterior a la clausura, alrededor de 15.000 personas recorrieron las calles de Malmö, para reclamar una nueva Europa de los pueblos y protestar contra las políticas neoliberales y la destrucción medioambiental. La manifestación transcurrió de forma pacífica, vigilada por cerca de 1.000 policías, algunos de ellos venidos de Dinamarca y Alemania. El colorido y el número de participantes convulsionaron y alegraron la cotidianeidad de esta bucólica ciudad de apenas 250.000 habitantes donde no se conocía en su reciente historia una manifestación de esta envergadura. Tras una concentración festiva de dos horas en el barrio periférico de Rosengard, donde hubo actuaciones musicales y varios discursos de representantes sociales de varios continentes, comenzó un recorrido de unos 7 kilómetros que finalizó 3 horas más tarde en el Parque Pildamm donde diversos grupos de música actuaron entre pancartas y banderas.

Desfilaron grupos llegados de toda Europa: sindicatos, movimientos alterglobalización como Vía Campesina o ATTAC, colectivos antifascistas, anarquistas, comunistas, socialistas, feministas, ecologistas y de solidaridad con diferentes luchas internacionales. Abundaron las pancartas contra las guerras de Iraq y Afganistán, las de solidaridad con Palestina o Kurdistan, así como las que denunciaban las políticas de la Unión Europea, en especial las referentes a la inmigración y la ampliación de la jornada laboral. El mensaje medioambiental se combinaba con denuncias al desarrollismo capitalista recordando la incompatibilidad entre el modelo económico actual y la supervivencia del planeta.

Profundizar en la articulación de los movimientos sociales

Hay quienes al finalizar los foros sociales quedan decepcionados porque, al margen del silencio que provocan los medios de comunicación salvo para informar de incidentes aislados, no aparecen grandes declaraciones o llamadas concretas a movilizaciones. Es  por eso que es preciso recordar que los foros sociales no son un fin en sí mismos, sino instrumentos al servicio del debate y de la articulación de movilizaciones. El sentido y mérito del FSE es  precisamente éste, el haber ayudado a afirmar un espacio europeo para las luchas contra las políticas neoliberales.

No obstante, cuando el gran reto de los movimientos sociales europeos es poder articular una respuesta a la lógica neoliberal de la integración europea y a medidas como la Directiva de las 65 horas, la dinámica del FSE en los últimos años está mostrando síntomas de declive, rutinización y pérdida de utilidad concreta. Quizás el éxito apabullante del primer FSE generó unas expectativas enormes sobre su potencial en este terreno. La jornada internacional contra la guerra en Irak, el 15 de febrero del 2003, convocada en la primera edición del foro, sacó a la calle a millones de personas, pero el efecto centralizador que tuvo esta campaña no cristalizó en otros ámbitos y en los siguientes foros se han manifestado grandes dificultades para dar pasos  en la articulación continental de las luchas.

Sin embargo, han habido pasos importantes. Se ha avanzado en la articulación de diversas redes y campañas de resistencia social a las políticas neoliberales como la semana europea por la educación de mayo de 2005, las impulsadas por el movimiento estudiantil frente al Espacio Europeo de Enseñanza Superior (EEES) o determinadas “eurohuelgas” en algunas empresas.

Hay que avanzar pues por este doble camino, el de profundizar en el arraigo local y en la articulación de redes a nivel nacional e internacional y el de seguir potenciando los foros sociales como espacios que no solo eviten el aislamiento de las resistencias, sino que sirvan, a través del debate e intercambio de experiencias, para ir construyendo alternativas al mundo neoliberal.

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