Reflexiones sobre pedagogía crítica en América Latina: La lucha continúa

Peter McLaren

La primera vez que fui a México corría el año 1987. Mi mentor, el pedagogo brasileño Paulo Freire, me invitó a dar una conferencia en Cuba. Durante mi estancia en La Habana, tuve el honor de conocer a profesores mexicanos, quienes, según supe más adelante, habían traducido algunas de mis publicaciones al español. Sabían que estaría en La Habana y, para mi sorpresa, me agasajaron con obsequios de agradecimiento. Me sorprendió que estuvieran al tanto de mi trabajo, ya que no me imaginaba que nadie más allá de un reducido número de norteamericanos lo conociera. Me preguntaron si estaría dispuesto a ir a México a visitarlos, así que aquel año tuvo lugar mi primera visita oficial al país. En aquel primer viaje quedé prendado de su gente y, por eso, casi cada año regreso. En 2005, un brillante Doctor en Educación al que había conocido algunos años antes en Mexicali, Sergio Quiroz Miranda, me preguntó si podía fundar una organización a la que llamaría “Instituto McLaren de Pedagogía Crítica”. Sergio tenía una gran influencia en el Partido Comunista de México, era un gran admirador de Paulo Freire y un profesor muy respetado en el Centro Universitario de Tijuana. Sergio se había enterado de que me llamaban “el profesor más peligroso” de la Universidad de California, Los Ángeles, y que un partido derechista había ofrecido 100 dólares a los alumnos que accedieran a grabar mis clases y 50 a aquellos que entregasen sus apuntes a la organización. Cuando me convertí en una prioridad, hubo mucha publicidad y recibí amenazas de muerte. No obtuve mucho apoyo por parte de EE. UU: me sentía solo y aislado. Pero sí que recibí apoyo por parte de los camaradas de México y Venezuela. De este modo, el Instituto McLaren fue inaugurado oficialmente en el Centro Universitario de Tijuana y, más adelante, se convirtió en una organización independiente que operaba en Mexicali y luego en Ensenada, en la península de la Baja California, donde se encuentra hoy en día. El centro está afiliado con profesores de Chiapas, Oaxaca, Michoacán, Jalisco y muchas otras zonas del país, incluso comunidades indígenas. En 2005, el gobierno de Venezuela también me invitó a colaborar en el sector educativo de la Revolución bolivariana, y acepté el encargo con entusiasmo.

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