Desde sus comienzos la humanidad ha estado dividida en tribus ,
naciones y castas. Cada uno tenía su idea específica de si mismo e
intentaba creerse el centro del universo y por lo tanto considerar a
los otros como iguales era algo realmente difícil de llevar a cabo, y
sobre manera en situaciones conflictivas.
Esa
división fue sin duda una de las causas del origen de las guerras,
guerras basadas en el desdén y el desprecio hacia el grupo rival.
Solamente
con prácticas socializadoras se puede encontrar una solución. Enseñar
valores alternativos es la única manera posible de construir una
cultura mundial. Debemos de darnos cuenta de que no todos somos
iguales, pero apreciando las diferencias y valorándolas como una forma
de enriquecimiento cultural.
Esther Sainz Pardo – Miembra del Secretariado de la Confederación de STES-i – Conferencia en el FSE Malmö 2008